top of page

El precio no es tu enemigo: El problema es tu marketing cobarde.


ree

Hay emprendedores que culpan al precio por no vender. Pero la mayoría de las veces, el problema no está en los números, está en el miedo.

Miedo a cobrar lo que vale.

Miedo a perder al cliente.

Miedo a no gustar.


Ese miedo tiene nombre: marketing cobarde. Y es uno de los virus más silenciosos en los pequeños negocios.


El marketing cobarde se disfraza de humildad

Muchos emprendedores confunden humildad con inseguridad. Dicen cosas como:


“No quiero cobrar tanto, soy nuevo todavía.”“Mejor dejo el precio bajito, así vendo más.”“No quiero parecer caro.”


Pero lo que suena a modestia, en realidad es miedo a validar su propio valor.


Porque cuando vos no creés en lo que hacés, el cliente tampoco. Y cuando no tenés claridad, el mercado te pasa por encima.


Ejemplo: Una diseñadora subía logos a redes por L.800. Le dije: “¿Y cuántas horas te toma hacerlo?”—“Entre ideas, bocetos y correcciones, unas 8 o 10. ”Le respondí: “Entonces no estás vendiendo logos, estás regalando tu tiempo. ”Subió sus precios, pero sobre todo cambió su discurso. Empezó a hablar de marca, propósito y acompañamiento creativo.


¿Resultado? Vendió menos, pero ganó más. Y su marca dejó de ser vista como una opción barata, para convertirse en una opción confiable.


El miedo a perder clientes te hace perder autoridad

Cuando bajás tus precios sin estrategia, no estás ganando clientes: estás educándolos a no respetar tu valor.

Y eso es más peligroso que no vender.

El marketing cobarde se nota cuando:

  • Pedís disculpas por tus precios.

  • Evitás hablar del costo hasta el final.

  • Ofrecés descuentos antes de que el cliente los pida.

  • Justificás tu tarifa con frases como “es que así me lo pidieron”.


Ejemplo: Un fotógrafo cobra L.2,000 por sesión y un día le dicen que otro lo hace por L.1,000. En lugar de bajar su precio, responde


“Perfecto, pero asegúrese que también le entreguen la misma calidad, edición, puntualidad y experiencia.”Eso no esarrogancia. Es convicción.


El precio no solo comunica cuánto cobrás, comunica cuánto creés en vos.


El marketing cobarde busca likes, el valiente busca lealtad

Hoy muchos emprendedores hacen marketing para ser vistos, no para ser elegidos. Invierten en estética, en filtros, en trends…pero no en propósito, ni en mensaje.


Y cuando todo tu contenido suena igual al de los demás, tu marca se vuelve invisible, aunque tenga buen diseño.


Ejemplo: Dos cafeterías en la misma cuadra: Una publica fotos de su latte art y ofertas del día. La otra publica historias de sus clientes, el origen del café y el ritual de servirlo. ¿Quién vende más? La segunda. Porque el valor no está en el café, sino en el significado que comunica.


El precio bajo no te hace competitivo, te hace desechable

Competir por precio es como correr una carrera hacia el fondo. Siempre habrá alguien dispuesto a vender más barato. Pero nadie podrá copiar tu esencia si sabés contarla bien.


El marketing valiente entiende que:

  • El cliente no busca el precio más bajo, busca el riesgo más bajo.

  • Y el riesgo más bajo lo ofrece la marca que más confianza inspira.


Por eso, cuando tu estrategia se basa en rebajas, promociones y liquidaciones permanentes, lo que estás comunicando no es accesibilidad…es desesperación.


El marketing valiente cobra con propósito

Ser valiente no es cobrar caro. Es cobrar con sentido.

Es entender que el precio también cuenta una historia:

  • De tu esfuerzo.

  • De tus aprendizajes.

  • De tu propuesta de valor.

  • De tu impacto en la vida del cliente.


Ejemplo: Una óptica que dice “vendemos lentes” se queda en lo funcional. Una que dice “ayudamos a la gente a volver a ver con claridad su mundo”vende transformación. Eso vale más… y se paga mejor.


Cómo pasar de marketing cobarde a marketing valiente

1. Define tu por qué. Si no sabés por qué cobrás lo que cobrás, el cliente menos.

Tip: redactá tu manifiesto de valor. Una frase clara que explique qué hacés, cómo lo hacés y por qué importa.


2. Mostrá tu proceso. La gente no paga solo por el resultado, sino por entender el recorrido.

Ejemplo: mostrá cómo elegís materiales, cómo trabajás, cómo te preparás. Eso construye confianza.


3. Educá en lugar de justificar. Explicá qué diferencia tu producto o servicio, sin entrar en comparaciones.

Ejemplo: “No somos los más baratos, somos los más comprometidos.”


4. Sé coherente en todos los puntos de contacto. Un precio premium con comunicación amateur genera disonancia.Tu empaque, redes, servicio y tono deben respaldar tu valor.


5. Recordá: no todos son tu cliente. Y eso está bien. El marketing valiente elige a quién servir, no a quién complacer.


El precio no es tu enemigo. Tu enemigo es ese miedo que te hace esconder tu valor detrás de descuentos.


El marketing cobarde busca aceptación. El marketing valiente construye respeto.


Y en los negocios, el respeto siempre vende más que el agrado.


Así que la próxima vez que alguien te diga “estás caro”, sonreí. Porque eso significa que ya dejaste de ser una opción más.


Si sentís que tu marca vale más de lo que estás cobrando, no necesitás cambiar tus precios: necesitás cambiar tu relato. Escribime, y te ayudo a construir un marketing valiente, uno que cobre lo justo porque entrega lo extraordinario.

Comentarios


Descubre el lado B de las ideas

Marketing, vinos y poesía que inspiran, enseñan y transforman

En este espacio comparto lo que me mueve:

  • Estrategias de marketing reales para emprendedores y empresas.

  • Historias del vino que conectan con la vida y las relaciones.

  • Palabras, libros y poemas que dejan huella.

Un blog donde negocio y cultura se encuentran, y cada publicación es una invitación a ver el mundo desde otra perspectiva.

bottom of page