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Cómo leer una etiqueta de vino sin parecer perdido en la góndola


¿Alguna vez estuviste frente a una estantería de vinos, con cara de “yo sé lo que estoy haciendo” mientras en tu cabeza sonaba el tema de Quién quiere ser millonario? Tranquilo, a todos nos pasó. Las etiquetas de vino pueden parecer diseñadas para confundirnos más que para ayudarnos… pero una vez que sabés qué buscar, se convierten en tu mejor aliada.


Hoy en #ViernesDeVino te enseño a leerlas como un pro, aunque estés empezando.


¿Qué debe tener una etiqueta de vino?


La mayoría de las etiquetas tiene al menos estos elementos:


  • Nombre del vino: puede ser el nombre comercial (ej. "Don Melchor") o un nombre creativo.

  • Bodega: quién lo produce.

  • Variedad o cepa: Malbec, Cabernet Sauvignon, Merlot… esto es clave para entender el perfil del vino.

  • Año de cosecha (añada): indica el año en que se cosechó la uva. No el embotellado.

  • Región o denominación de origen: Mendoza, Valle de Colchagua, Rioja, Toscana... Cada región le aporta identidad al vino.

  • Grado alcohólico: suele andar entre 12% y 15%.

  • Clasificación (si aplica): Crianza, Reserva, Gran Reserva.


¿Qué significan “Reserva”, “Crianza”, “Gran Reserva”?


Estos términos no son sólo marketing. Indican el tiempo que el vino pasó en barrica o en botella antes de salir a la venta:


  • Crianza: mínimo 6 meses en barrica y 1 año en botella (depende del país).

  • Reserva: más tiempo, más complejidad (12 meses o más en barrica).

  • Gran Reserva: los más longevos y estructurados, muchas veces con más de 5 años de maduración total.


¡Ojo! En algunos países estos términos no están regulados, así que pueden usarse libremente. Siempre es mejor investigar la bodega si tenés dudas.


¿Qué información puedo ignorar (por ahora)?

Si estás empezando, no te preocupes demasiado por:

  • Términos como “single vineyard”, “fermentación maloláctica”, o “cosecha manual nocturna”.

  • Notas de cata súper técnicas en la contraetiqueta (“taninos redondos y retronasal persistente”).


Eso lo vas a ir comprendiendo con el tiempo (y con las copas).


Ejemplo: la primera vez que me dejé llevar...


Una vez elegí un vino con una etiqueta elegante, nombre francés y un precio elevado. Sonaba a experiencia de otro nivel. Cuando lo serví, era dulzón, espeso y totalmente opuesto a lo que buscaba para esa noche de romantica. ¿El error? No había leído que era un vino de postre jajaja. Lo compré por la pinta. Lección aprendida: la etiqueta no se juzga solo por su diseño.


Preguntas frecuentes

¿Es mejor un vino con corcho o tapa rosca?


No necesariamente. La tapa rosca preserva muy bien vinos jóvenes y es práctica. El corcho es más tradicional, ideal para vinos que van a envejecer.


¿Qué significa “embotellado en origen”?


Que fue embotellado en la misma zona donde se produjo. Suele ser un plus de calidad.


¿Por qué algunos vinos dicen “contiene sulfitos”?

Porque los sulfitos se usan para conservar el vino. Todos los vinos los tienen en alguna medida, incluso los naturales (aunque menos). haremos un blog solo de este tema.


En resumen

Leer una etiqueta no es arte oscuro, es simplemente saber qué buscar. A medida que probás más vinos y aprendés qué te gusta, vas a poder elegir con más seguridad y menos estrés. Así, cada botella se convierte en una experiencia, no en una apuesta.


¿Y ustedes?

¿Alguna vez compraron un vino por su etiqueta… y fue un desastre o una sorpresa grata?¿Hay algún término que aún te confunde?


¡Los leo en los comentarios y nos vemos en el próximo #ViernesDeVino!


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