Amor y vino: el arte de maridar la vida en pareja
- Gaston Padilla
- 11 abr
- 3 Min. de lectura

Este #ViernesDeVino quiero celebrar tu vida, Edith Sevilla Matamoros, quiero alzar la copa y brindar por algo que no siempre se dice, pero se siente: las buenas parejas se parecen mucho al buen vino.
Porque el vino no se apura, se disfruta. Porque una botella no vale solo por la uva, sino por todo lo que la rodea: el terroir, el clima, el cuidado… igual que nosotros.
Como en una barrica, el amor necesita tiempo, silencio, paciencia. Hay días de euforia, como un espumante recién abierto. Y otros en los que todo decanta, como un tinto que necesita aire para revelar su alma.
Hay vinos jóvenes que encantan de inmediato, pero también están los que hay que guardar… porque su verdadera belleza está en el futuro. Como nosotros.
Porque con vos aprendí que hay relaciones que no se beben de golpe, sino sorbo a sorbo. Que hay que saber cuándo oxigenar, cuándo dejar reposar… y cuándo brindar fuerte sin miedo a que se derrame un poco.
Y así, como el vino, vos y yo: a veces dulces, a veces intensos, a veces con cuerpo, otras ligeros, pero siempre con alma.
Hoy celebro tu vida… y la fortuna de haber encontrado mi maridaje perfecto.
Consejos de amor inspirados en el vino
Porque el amor, igual que el vino, se construye, se cuida y se elige cada día.
Amor joven, vino fresco
"El amor que empieza es como un vino blanco o rosado: ligero, chispeante, refrescante."
En esta etapa todo emociona, todo es nuevo. Como un vino que se sirve frío y se disfruta al atardecer, cada detalle suma.
Disfruten sin preocuparse por el mañana. Viví ese amor fresco con libertad, pero no olvidés ponerle cimientos para que tenga futuro.
Cuando el vino pide aire, la relación pide espacio
"No todo lo intenso está mal. A veces, solo hace falta dejarlo respirar."
Hay momentos donde el amor parece más espeso, más denso. Como un tinto cerrado, no se trata de que esté mal, sino de que necesita aire para abrir su carácter.
Respetá los silencios. No llenés todo de palabras. A veces, un abrazo sin explicación salva más que una conversación forzada. Oxigenen la relación.
El cuerpo del vino, la historia de la pareja
"Cuanto más cuerpo tiene un vino, más historia hay detrás."
Una relación de años es como un Cabernet: robusta, compleja, con matices. No es fácil, pero su profundidad la hace única.
Honren su historia. Recuerden lo que han vivido juntos, los momentos de lucha, de conquista. Esos capítulos los hicieron más fuertes. Un vino con cuerpo siempre deja huella.
Brindar sin motivo: las burbujas del amor
"El espumante enseña que no hay que esperar una ocasión para celebrar."
¿Hace cuánto no se sorprenden con un detalle? ¿O no se ríen por tonterías?
Celebrá más seguido. Abrí un vino solo porque sí. Reí, bailá, cociná algo nuevo. Las relaciones necesitan chispa, como el primer brindis de una celebración inesperada.
El vino que envejece bien, como el amor maduro
"El tiempo no arruina lo que se cuida, lo transforma en algo eterno."
No todos los vinos están hechos para guardarse… ni todas las relaciones para durar. Pero cuando se cuida bien, el paso del tiempo no oxida: mejora.
Aprendé a envejecer con tu pareja. Que cambien las arrugas, los cuerpos, los ritmos… pero que no cambie la admiración. Si aún elegís esa misma persona, lo demás es puro bouquet.
Para conversar (con copa en mano)
Estas preguntas pueden ser un lindo juego en una cena o una introspección silenciosa mientras brindan por la vida:
¿Qué aroma de nuestra relación te gustaría volver a sentir?
¿Qué tipo de vino creés que somos hoy?
¿Cuál fue nuestro mejor brindis?
¿Cómo podemos hacer que cada aniversario sepa distinto?
Negra, hoy no solo brindo por tu cumpleaños…Brindo por cada momento compartido, por cada silencio cómplice, por cada vino que abrimos y cada copa que nos falta por llenar.
Sos mi vino favorito, el que no cambio, el que siempre elijo. Gracias por maridar tan bien conmigo. Te Amo

Comments