¿Y si el vino hablara?
- Gaston Padilla
- 25 jul
- 2 Min. de lectura

Lo que tu copa dice de vos
¿Nunca te pasó que alguien te ofreció una copa… y sin pensarlo dijiste “yo soy más de tintos”, “a mí dame uno dulce”, o “lo que sea, menos rosado”? Bueno, ahí está. Sin darte cuenta, ya dijiste mucho más que una preferencia: hablaste de vos.
Este #ViernesDeVino no vamos a hablar de notas de cata ni de tecnicismos. Hoy quiero que nos preguntemos algo distinto: ¿Qué dice tu vino favorito de vos?
Vos, tu copa y tu forma de ver el mundo
Sos de Cabernet Sauvignon
Tenés carácter. No te gusta andar con rodeos. Preferís lo intenso a lo insípido. Lo tuyo es dejar huella, aunque no todos estén listos para tanta estructura. Pero vos no viniste a gustarles a todos, ¿o sí?
¿Amás el Moscato o un blanco dulzón?
Sos alegría pura. Liviano, sin dramas. Te tomás la vida como viene: suave, divertida y con ese toque dulce que a muchos les falta. Tu copa no necesita aprobación, porque sabés que lo rico se siente, no se explica.
¿Siempre caés con un Rosé bajo el brazo?
Sos equilibrio, chispa y buena vibra. Siempre encontrás el punto medio: ni muy formal, ni tan descomplicado. Sos el alma del picnic, del brunch y de la charla que se alarga sin mirar el reloj.
¿Tenés un affaire con los espumantes?
Sos de los que celebran hasta un martes lluvioso. Tenés esa energía que levanta el ánimo, esa burbuja constante de optimismo que contagia. Y aunque algunos digan que exagerás... vos sabés que cada día tiene algo para brindar.
¿Le entrás al vino natural o tinto joven?
Sos auténtico. Te aburren las poses. Buscás lo real, aunque venga con sedimentos. Preferís una historia imperfecta que una etiqueta vacía. Y eso, mi querido bebedor, te hace especial.
¿Malbec lover hasta el final?
Sos clásico, pero con garra. Tenés esa mezcla justa de tradición y fuerza. No necesitás reinventarte, porque sabés de dónde venís y eso te da firmeza. Pero ojo: cuando te abrís, sorprendés.
Y no solo el vino habla… también cómo lo tomás
Si girás la copa como si fuera parte de un ritual: te gustan los detalles, lo simbólico, lo que se saborea lento.
Si servís sin mucha ceremonia: vas al grano, sin vueltas. Lo que importa es el momento, no la pose.
Si tomás directo de la botella en la playa: sos libre, descomplicado y feliz con lo esencial. Brindo por vos.
Una historia que no se me olvida
Una vez, en una cena relajada, alguien me dijo:"Dame algo bien seco, para no encariñarme con el sabor."Le serví un blanco aromático, con toques dulces. Terminó repitiendo. Y sonriendo. A veces creemos que sabemos lo que queremos… hasta que una copa nos demuestra lo contrario.
Al final, ¿tomás según quién sos… o según cómo estás?
Porque también pasa eso: hay días que sos Cabernet y otros que necesitás un Moscato. Hay noches de espumante y mañanas de tinto con hielo (sí, pasa).
Y eso también habla de vos: que sos humano, cambiante, sincero con lo que sentís.
Te leo:
¿Qué vino te representa hoy?
¿Con qué copa te sentís más vos?
¿Y si alguien te conociera solo por lo que bebés… qué imagen se llevaría?








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