Marketing de Egos vs Marketing de Negocio
- Gaston Padilla
- 17 sept
- 2 Min. de lectura
Cuando la marca quiere brillar para sí misma… en vez de brillar para el cliente
En la historia del marketing abundan campañas que hicieron ruido, ganaron premios y hasta titulares internacionales… pero no clientes. Ese es el choque eterno: ¿hacemos marketing para alimentar egos o para generar negocio real?
El Marketing de Ego
Es el que busca validación, likes y vitrinas de premios.
Se diseña para que el jefe diga: “¡qué creativo mi equipo!”.
Se enfoca en aparecer en medios especializados o ganar un Cannes.
Se mide en aplausos de colegas, no en ventas.
El problema es que esos aplausos no pagan sueldos ni rentas.
Ejemplos:
Bimbo México – Panqué edición limitada con influencers (2019): ruido masivo en redes, pero sin demanda sostenida. El producto desapareció en semanas. Mucho hype, poco negocio.
Cerveza Brahma – Brasil (2000s): campañas con supermodelos y escenarios millonarios. Ganaban premios publicitarios, pero perdían market share frente a Skol, que se enfocaba en momentos reales de consumo.
La lección: una campaña puede ser hermosa y premiada, pero si no mueve el mercado, es ego puro.
El Marketing de Negocio
Aquí no importa quién se lleva el crédito. Importa lo que queda en caja, que el cliente vuelva, que el ticket promedio crezca, que la marca se convierta en parte de la vida cotidiana.
Se diseña desde datos y necesidades reales.
Se mide en ventas, retención y ROI.
Se premia en balances y en la fidelidad del cliente, no en estatuillas doradas.
Ejemplos:
Farmacias Similares – México: nunca buscaron Cannes. Su mensaje simple y constante: “Lo mismo pero más barato” rompió el mercado y les dio crecimiento sostenido.
Tigo Honduras – Paquetigos: más que campañas de glamour, crearon productos simples y accesibles que resolvían el día a día del consumidor. Resultado: recordación, uso masivo y fidelidad.
La lección: lo simple, cuando resuelve un problema real, es más poderoso que cualquier producción millonaria.
La tentación del ego
El ego seduce. A todos nos gusta que reconozcan nuestro trabajo, que hablen de nuestra marca, que nos aplaudan. Pero el aplauso sin impacto es un espejismo.
La pregunta incómoda que toda marca debería hacerse es: ¿Tu estrategia está diseñada para impresionar a colegas… o para transformar tu negocio?
Consejos prácticos
Haz esto (Marketing de Negocio):
Diseña campañas con un problema de negocio claro.
Define KPIs que importen: ventas, recurrencia, ticket promedio.
Crea experiencias útiles y simples: programas de lealtad, beneficios tangibles, comunicación directa.
Escucha al cliente: encuestas rápidas, análisis de comentarios, métricas de comportamiento.
Evita esto (Marketing de Ego):
Campañas creadas solo para “verse innovador” sin datos detrás.
Perseguir premios en lugar de perseguir clientes.
Rediseños sin investigación de mercado.
Piezas virales que no tienen conexión con el producto ni con el consumidor.
Los egos dan titulares. Los negocios dan resultados. El marketing de ego vive en las vitrinas de los festivales; el marketing de negocio vive en la mente —y en la cartera— de tus clientes.
La decisión siempre es tuya: ¿querés aplausos… o querés resultados?
Comentarios