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El Triángulo Real del Marketing (Mi versión del clásico “marketing mix”)

Actualizado: 29 oct


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Durante años nos repitieron que el éxito en marketing dependía de dominar las 4P: producto, precio, plaza y promoción. Y durante mucho tiempo, funcionó. Hasta que el consumidor cambió… y nosotros no tanto.


Hoy el mercado ya no se mueve por fórmulas, sino por sentido, conexión y consistencia. Por eso, en El Lado B del Marketing, decidí replantear el famoso “marketing mix” y reemplazarlo por algo más real, más humano y más aplicable a lo que realmente vivimos quienes trabajamos en esta profesión: el Triángulo Real del Marketing.


PROPÓSITO: sin claridad interna, todo lo demás es maquillaje.

Las marcas sin propósito sobreviven, pero no trascienden. Y lo sé porque lo vi cientos de veces: empresas que quieren “vender más” sin saber por qué existen o qué las hace diferentes.


El propósito no es un párrafo colgado en la pared ni un video motivacional para fin de año. Es una decisión operativa: la brújula que orienta presupuestos, campañas, contrataciones y hasta las conversaciones de pasillo.


Cuando el propósito es claro, todo se alinea. Cuando no lo es, el marketing se convierte en cosmética corporativa: mucho color, poco contenido.


El propósito real responde a una pregunta sencilla pero poderosa: ¿Qué problema resuelvo y por qué vale la pena hacerlo?


PERSONAS: equipos, clientes y audiencias reales, no avatares.

El segundo vértice del triángulo es el más olvidado. Porque la industria se obsesionó con segmentar, etiquetar y automatizar…pero se olvidó de escuchar.


Detrás de cada KPI hay una persona con historia, contexto y emoción. Y detrás de cada equipo, hay gente que también necesita propósito, liderazgo y sentido de pertenencia.


He visto estrategias fracasar no por falta de presupuesto, sino por falta de empatía. Porque cuando tratás a tus clientes como algoritmos y a tus equipos como engranajes, el marketing pierde su humanidad.


Una marca fuerte no es la que grita más, es la que logra que la gente diga: “esa marca me entiende”.


PROCESO: lo que transforma la estrategia en resultados sostenibles.

Este es el vértice menos glamoroso, pero el más decisivo. El proceso es lo que separa las buenas intenciones de los buenos resultados.

En mis primeros años como consultor, aprendí esto a golpes. El plan podía estar perfecto, el equipo motivado y el cliente entusiasmado…hasta que algo se salía de control: fechas, egos, presupuestos, o simples imprevistos.


Ahí entendí que la estrategia es la brújula, pero la realidad es el terreno. Y que sin un proceso claro, todo esfuerzo termina dependiendo de la suerte.


Un buen proceso ordena la creatividad, mide el impacto y crea hábitos que sostienen el crecimiento incluso cuando el líder no está mirando.


Cuando los tres vértices se alinean...

El marketing deja de ser promoción. Se convierte en cultura. En reputación. En una promesa que se cumple día tras día.


El propósito te da dirección. Las personas te dan energía. El proceso te da continuidad.

Y cuando esos tres vértices se encuentran, nace el verdadero diferencial competitivo: la coherencia.


El lado B del marketing

El marketing no se aprende haciendo campañas. Se aprende sobreviviendo a ellas.


Detrás de cada brief hay política, emociones y caos. Pero también hay propósito, colaboración y crecimiento.


Por eso este nuevo “mix” no se estudia: se vive. Y en El Lado B del Marketing, lo desarmo vértice por vértice para mostrarte cómo construir marcas reales en mercados reales.


Porque el verdadero marketero no vende productos…construye confianza.


Gastón Padilla W.

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Descubre el lado B de las ideas

Marketing, vinos y poesía que inspiran, enseñan y transforman

En este espacio comparto lo que me mueve:

  • Estrategias de marketing reales para emprendedores y empresas.

  • Historias del vino que conectan con la vida y las relaciones.

  • Palabras, libros y poemas que dejan huella.

Un blog donde negocio y cultura se encuentran, y cada publicación es una invitación a ver el mundo desde otra perspectiva.

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