El marketing no te va a salvar si tu producto no emociona
- Gaston Padilla
- 29 oct
- 2 Min. de lectura

Ninguna estrategia digital puede maquillar una mala experiencia. Podés tener el mejor community manager, el mejor logo, los mejores anuncios…Pero si tu producto no emociona, lo demás es ruido caro.
Muchos emprendedores creen que el problema está en el marketing, cuando en realidad está en el producto.
Pasan semanas buscando al mejor diseñador, al gurú de redes, o a la agencia más “creativa”…pero no prueban su producto con el cliente real. Y ahí empieza el ciclo eterno del autoengaño:
“no vendí porque no invertí en publicidad”,
“necesito más seguidores”,
“me falta un influencer”…
No. Lo que falta es una experiencia que valga la pena contar.
El Lado B del Marketing:
El marketing amplifica, no arregla. Si tu producto es mediocre, el marketing solo hará que más gente lo descubra… y se decepcione más rápido.
Y esto pasa más de lo que creés. He visto negocios con estrategias impecables, pero sin alma. Y otros, con branding básico, que se vuelven fenómenos locales… porque tocan una fibra emocional.
Ejemplo:
Un pequeño café en Tegucigalpa decidió no competir por precio ni por ubicación, sino por ritual. Cada café se servía con una pequeña nota escrita a mano que decía:
“Tu día no mejora solo, mejora cuando vos lo decidís.”
No gastaron en publicidad durante seis meses. Pero cada cliente subía su café a redes. El resultado: 200% más visitas por recomendación.
No fue marketing, fue emoción real amplificada.
Consejos prácticos:
Probá antes de promover. Antes de invertir en anuncios, hacé un test con 10 clientes reales. Preguntales qué sintieron, no solo qué pensaron. Si no despierta emoción en 10, no la despertará en 1,000.
Encontrá tu “momento wow” como diria mi amiga @LiliVillatoro. Ese detalle inesperado que convierte lo ordinario en memorable. Puede ser un empaque con historia, un saludo personalizado o una sorpresa que rompa la rutina del cliente. Ejemplo: una óptica que limpia gratis los lentes de todos los que pasan, aunque no compren.
Dejá de perseguir tendencias, y empezá a crear experiencias. Los reels inspiran, pero las vivencias fidelizan. Preguntate: ¿qué pasará con mi cliente después de apagar el teléfono?
El marketing llega después del producto, no antes. No busques que la publicidad arregle lo que el diseño, el servicio o la calidad no sostienen.Invertí en mejorar, no solo en mostrar.
El marketing no te salva, te desnuda. Si tu producto emociona, el marketing lo multiplica. Pero si no… lo expone.
Por eso, antes de pensar en campañas, pensá en corazones. Porque al final, la publicidad puede atraer miradas…pero solo una experiencia genuina construye lealtad.
Si tu negocio no está creciendo, no empieces por el presupuesto de publicidad. Empezá por la emoción que estás generando. Porque el mejor marketing… es aquel que no parece marketing.








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