El embudo de ventas: el camino invisible que todo cliente recorre (aunque vos no lo veas)
- Gaston Padilla
- 31 oct
- 2 Min. de lectura

¿Te ha pasado que tenés mil seguidores y solo unos pocos te compran? Tranquilo, no estás haciendo algo mal… solo te falta entender el camino invisible que sigue tu cliente antes de sacar la billetera. Ese camino se llama embudo de ventas, y dominarlo es la diferencia entre publicar por fe o vender con estrategia.
El problema: todos quieren vender sin preparar al cliente
La mayoría de emprendedores comete el mismo error: Quieren que el cliente compre en el primer contacto.
Publican una foto del producto, agregan un “precio por inbox” y esperan que alguien caiga. Pero la gente no compra así. Primero descubre, luego confía, y solo después decide. Y si no acompañás ese proceso, tu marketing se vuelve como invitar a cenar a alguien que ni siquiera te conoce.
Imaginá esto: Tenés una cafetería. Un cliente pasa todos los días por enfrente, ve tu letrero y piensa: “Algún día entro.” Un día publicás una foto con historia: “Detrás de cada taza hay un tostador local que empezó con una máquina vieja y muchos sueños.” Ese cliente comenta. Te sigue. La semana siguiente, subís un reel con el aroma del café saliendo de la máquina y decís: “Este olor es el sonido de la mañana para muchos.” Él lo guarda. Lo comparte. A la tercera semana, entra. Pide un capuccino. Y cuando lo probó, dijiste sin hablar: Bienvenido al final del embudo.
Como solucionarlo: construir un proceso, no improvisar ventas
Un embudo no es una teoría de marketing, es una ruta emocional:
Atracción: hacés que te descubran (contenido, historias, valor).
Interés: les mostrás que entendés su necesidad.
Deseo: les hacés imaginar cómo sería tener tu producto.
Acción: los guiás a comprar, fácil, sin fricción.
Fidelización: los mantenés cerca, los convertís en recomendadores.
Ejemplo real: En Óptica EYE, antes hacíamos promociones de “examen gratis” todo el tiempo. Hoy contamos historias de pacientes reales, enseñamos cómo elegir lentes, mostramos tips de salud visual. Resultado: menos mensajes de “¿precio?” y más de “quiero mi cita”. Eso es un embudo funcionando: educás, conectás y luego vendés.
Otro Ejemplo
Si tenés una tienda de postres:
Atracción: publicá contenido de valor: “3 señales de que un cheesecake está bien hecho”.
Interés: mostrales tu proceso, ingredientes o clientes felices.
Deseo: fotos irresistibles, historias que despierten antojo.
Acción: botón directo a WhatsApp, combos, pedidos rápidos.
Fidelización: recordales fechas especiales, crea combos exclusivos, da seguimiento con nombre.
La venta no ocurre por casualidad, ocurre por diseño. Cada historia, cada post, cada interacción es una pieza de tu embudo. No te frustres si hoy no te compran: quizás recién te están conociendo. Construí el camino, paso a paso, y los resultados van a llegar.
Si querés aprender a crear un embudo práctico adaptado a tu negocio, escribime o compartí este post con otro emprendedor que aún cree que “solo le falta pauta”. Porque lo que falta, muchas veces, no es publicidad…es estrategia.








Comentarios